Introduction
This post is a follow up of the previous post titled: “Fabulous
Creatures Living Within Us – (2679)”. What better way then use a passage of text
from Master Samael (El Quinto Evangelio, page 1276).
Excerpt - English
“The
"Son of Man" used to live in us. Remember, brothers, that the Phoenix
Bird has witnessed the course of the ages. She saw the golden souls of the
Golden Age, transformed into souls of silver, copper and iron, and yet she remains
the same.
The
Phoenix Bird, always crowned with a golden crown, with its eyes that look like
stars, looking at unalterable infinite space, with its vestment all of divine
purple, and its blue chest, and its long green tail, where the stars of unalterable
infinity are reflected, and its golden legs, and its red nails, dies and lives.
When
she wants to renew herself, she makes a kind of nest, and in it she puts the
aloe, and the myrrh, and the incense, branches of every sacred species, and in it
she is incinerated. Nature fills full of an unspeakable terror, but at last one
day it rises from its own ashes, stronger, more powerful than before, to salute
the infinite.
Yes,
brothers: that Phoenix Bird is paired with a small phoenix, and if the Phoenix
Bird dies to resurface from his own ashes, its little Phoenix does the same...
I
want you to understand the allegory: that Phoenix Bird is the THIRD LOGOS, our
particular Logoi, individual; Sacred Holy Spirit, in whose name, always, we
make the Gnostic Baptisms.
He
is the Lord, he is the King of Alchemy, the Hiram Abiff of occult Masonry, who
is now dead, but must be born in each one of us, must be resurrected in each
one of us. As for the little Phoenix, he is the SON OF MAN, Tiphereth of Hebrew
Kábala, which needs to come to the world to work in the Great Work of the
Father.”
Excerpt - Spanish
“El “Hijo del Hombre”,
antes vivía en nosotros. Recordad, hermanos, que el AVE FÉNIX ha sido testigo
del curso de las edades. Ella vio a las almas doradas de la Edad de Oro,
transformarse en almas de plata, de cobre y de hierro, y sin embargo permanece
la misma.
El Ave Fénix, coronada
siempre con una corona de oro, con sus ojos que parecen estrellas, mirando el
espacio infinito inalterable, con su vestidura toda de púrpura divina, y su
pecho azul, y su larga cola verde, donde se reflejan las estrellas del
inalterable infinito, y sus patas de oro, y sus uñas de color rojo, muere y
vive.
Cuando ella quiere
renovarse a sí misma, hace una especie de túmulo, y en él pone el áloe, y la
mirra, y el incienso, ramas de toda especie sagrada, y se incinera. La
Naturaleza se llena toda de un indecible terror, mas al fin un día resucita de
entre sus propias cenizas, más fuerte, más ponderosa que antes, para alegrar el
infinito.
Sí, hermanos: ese Ave
Fénix pare un pequeño “FENIXITO”, y si el Ave Fénix muere para resurgir de sus
propias cenizas, su pequeño “Fenixito” hace lo mismo...
Quiero que entendáis
la alegoría: ese AVE FÉNIX es el TERCER LOGOS, nuestro Logoi particular, individual;
sacratísimo Espíritu Santo, en cuyo nombre, siempre, hacemos los Bautismos
Gnósticos.
Es el Señor, es el Rey
de la Alquimia, el Hiram Abiff de la Masonería oculta, que ahora está muerto,
pero debe nacer en cada uno de nosotros, debe resucitar en cada uno de
nosotros. En cuanto al pequeño FENIXITO, es el HIJO DEL HOMBRE, el Tiphereth de
la Kábala hebraica, que necesita venir al mundo para trabajar en la Gran Obra
del Padre.”
End (2684).
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