Monday, 29 October 2018

Ave Fenix – Phoenix Bird – (2684)

Introduction

This post is a follow up of the previous post titled: “Fabulous Creatures Living Within Us – (2679)”. What better way then use a passage of text from Master Samael (El Quinto Evangelio, page 1276).


Excerpt - English

“The "Son of Man" used to live in us. Remember, brothers, that the Phoenix Bird has witnessed the course of the ages. She saw the golden souls of the Golden Age, transformed into souls of silver, copper and iron, and yet she remains the same.

The Phoenix Bird, always crowned with a golden crown, with its eyes that look like stars, looking at unalterable infinite space, with its vestment all of divine purple, and its blue chest, and its long green tail, where the stars of unalterable infinity are reflected, and its golden legs, and its red nails, dies and lives.

When she wants to renew herself, she makes a kind of nest, and in it she puts the aloe, and the myrrh, and the incense, branches of every sacred species, and in it she is incinerated. Nature fills full of an unspeakable terror, but at last one day it rises from its own ashes, stronger, more powerful than before, to salute the infinite.

Yes, brothers: that Phoenix Bird is paired with a small phoenix, and if the Phoenix Bird dies to resurface from his own ashes, its little Phoenix does the same...

I want you to understand the allegory: that Phoenix Bird is the THIRD LOGOS, our particular Logoi, individual; Sacred Holy Spirit, in whose name, always, we make the Gnostic Baptisms.

He is the Lord, he is the King of Alchemy, the Hiram Abiff of occult Masonry, who is now dead, but must be born in each one of us, must be resurrected in each one of us. As for the little Phoenix, he is the SON OF MAN, Tiphereth of Hebrew Kábala, which needs to come to the world to work in the Great Work of the Father.”

Excerpt - Spanish

“El “Hijo del Hombre”, antes vivía en nosotros. Recordad, hermanos, que el AVE FÉNIX ha sido testigo del curso de las edades. Ella vio a las almas doradas de la Edad de Oro, transformarse en almas de plata, de cobre y de hierro, y sin embargo permanece la misma.

El Ave Fénix, coronada siempre con una corona de oro, con sus ojos que parecen estrellas, mirando el espacio infinito inalterable, con su vestidura toda de púrpura divina, y su pecho azul, y su larga cola verde, donde se reflejan las estrellas del inalterable infinito, y sus patas de oro, y sus uñas de color rojo, muere y vive.

Cuando ella quiere renovarse a sí misma, hace una especie de túmulo, y en él pone el áloe, y la mirra, y el incienso, ramas de toda especie sagrada, y se incinera. La Naturaleza se llena toda de un indecible terror, mas al fin un día resucita de entre sus propias cenizas, más fuerte, más ponderosa que antes, para alegrar el infinito.

Sí, hermanos: ese Ave Fénix pare un pequeño “FENIXITO”, y si el Ave Fénix muere para resurgir de sus propias cenizas, su pequeño “Fenixito” hace lo mismo...

Quiero que entendáis la alegoría: ese AVE FÉNIX es el TERCER LOGOS, nuestro Logoi particular, individual; sacratísimo Espíritu Santo, en cuyo nombre, siempre, hacemos los Bautismos Gnósticos.

Es el Señor, es el Rey de la Alquimia, el Hiram Abiff de la Masonería oculta, que ahora está muerto, pero debe nacer en cada uno de nosotros, debe resucitar en cada uno de nosotros. En cuanto al pequeño FENIXITO, es el HIJO DEL HOMBRE, el Tiphereth de la Kábala hebraica, que necesita venir al mundo para trabajar en la Gran Obra del Padre.”

End (2684).

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